El 16 de junio, en Pamplona, triunfó el teatro
Han transcurrido ya casi dos meses del día en el que el teatro se adueñó del centro de la ciudad. La jornada en la que las artes escénicas se adueñaron de Pamplona y la empaparon de cultura. De libretos, directoras, personajes, actores y música. Guiones, escenas, luces, vestuario, público, escenografía y atrezzo. Porque la fiesta del teatro, este año, se celebró en la capital navarra. Y, por eso, el 16 de junio , la ciudad se vistió de gala: para acoger la XVIII Edición de los Premios Max de las Artes escénicas.

Ya desde la mañana, el teatro se hizo presente en el Casco Viejo de Pamplona. El Palacio del Condestable acogió los Encuentros Max -organizados por el Gobierno de Navarra, la Sociedad General de Autores y la asociación ESNA y con la colaboración del Ayuntamiento de Pamplona-, en los que se dieron cita seis finalistas de los Premios Max, para conversar sobre teatro. El primer conversatorio, “Artes escénicas en femenino” , a las 10:00H de la mañana, contó con la presencia de la actriz, directora y productora Mireia Gabilondo – finalista al Mejor Espectáculo de teatro por Esnearen kolorekoa/Del color de la leche – la actriz Aitziber Garmendia -finalista a Mejor Actriz por Esneraren kolorekoa/Del color de la leche – y la diseñadora de iluminación Conchita Pons -finalista a Mejor Iluminación por Natural order of things -. Moderada por Maite Redin , de Tdiferencia , la conversación entre las profesionales del teatro versó acerca de la presencia de la mujer en las artes escénicas. Así, Conchita Pons contó que a su llegada a los escenarios, a través de la técnica, le abordó la sensación de ser una extraña en el medio, «una marciana, un error de Matrix». «Siempre creía que era un problema que estuviera ahí. En algunos compañeros encontré reticencia, pero en otros agradecimiento». Consideró también Pons que se ha avanzado mucho en este aspecto y que «los roles de género se han desdibujado».
En algunos compañeros encontré reticencia; pero en otros, agradecimiento
Conchita Pons, finalista al Max a la Mejor Iluminación por Natural order of things
La actriz, directora y productora vasca Mireia Gabilondo es socia de Tanttaka Teatroa -junto a otro socio; el tercero falleció el año pasado- y en la oficina trabajan tres mujeres. «Recuerdo estar trabajando en una obra y que, al llegar yo, me preguntaran: ¿Cuándo llega el director? Y me daban ganas de contestar: Pero bueno, ¿es que no te has leído el programa de mano?»
La actriz Aitziber Garmendia se refirió a una de sus primeras experiencias teatrales, Mujeres en sus camas, un montaje de Tanttaka Teatroa. «Fue una obra que me marcó profundamente… Reunía a cinco mujeres de cinco generaciones distintas hablando de su sexualidad». Por eso, destacó la suerte que ha tenido por poder participar en producciones «creadas en femenino y llenas de fuerza». «Cuando miro atrás, pienso: ¡qué camino tan importante han hecho las productoras!».

El segundo encuentro, “Conversando sobre la creación escénica contemporánea” , moderado por Ángel García Moreno, de Producciones Maestras contó con la presencia del director Jokin Oregui –finalista a Mejor Espectáculo Infantil por Mr. Bo – Ester Guntin , coreógrafa y directora –finalista al premio Mejor Autoría Revelación – e Ikerne Jiménez , responsable de escenografía y vestuario –finalista al galardón a Mejor Escenografía por Mr Bo -.
LA GALA
Desde esa misma mañana, el Teatro Gayarre se vistió con sus mejores galas para acoger la ceremonia de entrega de la XVIII Edición de los Premios Max de las artes escénicas . Actrices, iluminadoras, directores, diseñadoras de vestuario, profesionales de la producción, artistas, representantes de la esfera política navarra y curiosos y curiosas se dieron cita la tarde del lunes 16, en la avenida Carlos III de Pamplona. Porque la noche del TEATRO estaba a punto de comenzar. Y así, en un Gayarre abarrotado, con el rojo como protagonista, las artes escénicas brillaron como nunca. Hubo música y danza contemporánea, emoción, alegría desbordada y más de una lágrima. Aurora Beltrán abrió la gala, guitarra en mano, los dantzaris de Duguna tomaron el escenario, cantaron Gorka Urbizu -líder de Berri Txarrak – y la soprano Raquel Andueza , Petra Martínez recogió su Max de Honor y un baile multitudinario cerró una ceremonia que no quiso olvidar el drama de Palestina.


